El evangelio del desapego.
Ciertamente,
como “evangélico” no nací con la corriente impuesta por el estilo evangelístico
de Yiye Ávila ni -varios años más tarde- por la doctrina de la prosperidad
promovida por Raúl Ávila (otro de los supuestos apóstoles de hoy). No negaré el esfuerzo evangelístico del grupo
pentecostal pero, tampoco exaltaré sus logros, ni diré que está por encima o
debajo de otras denominaciones “protestantes” pues, la verdad, ya no protestan
y se han dejado envolver por una cantidad de añadiduras que no proceden de la
fuente original de la cristiandad: La Biblia.
Hace
años, de forma empírica, presumía que
algo estaba mal y lo estaba y lo está. Si Cristo dijo (con otras palabras) “Hay que Desapegarse” ¿Por qué voy a
hacer lo contrario? ¿Por qué haré como el perro a su vómito y oleré mi kk?
Para
el solaz de mi alma, ni siento el peso de convencer a nadie de lo que yo crea o
haga. Para libertad de conciencia, cada quien hace lo que mejor le convenga y,
a fin de cuentas, Dios es el que juzga y no sólo para la posteridad, sino día a
día y en el presente (No tienes que morirte para que Él mismo te juzgue o
discipline: Lo hace a diario).
Anoche
me deslindé de algunas personas que no tienen contenido y, aunque
regularmente hago eso, me deslindo de cualquier grupo (o persona) que se
sienta con derechos a que les rinda cuentas y, si no me entienden, no es
mi problema (de hecho, esta aclaratoria ya les rinde cuenta, porque “les”
explico y no entienden). :P
El
Señor Jesucristo, hace mucho, habló del desapego. ¿Desapego a las personas o a
las cosas? En ese particular, la carta de Mónica (“Algo Nuevo”) es
aleccionadora y, cuando me la escribió, no la entendí y, ciertamente, tuve que
hacerle algunos arreglos para entenderla (cosa que me pidió “no leer con los
sentidos”, sino con el corazón).
Jesús,
el Maestro -nada místico, por cierto- fue enfático al darnos la importancia que
solemos ignorar o no queremos reconocer en relación a lo que Dios ha
determinado para cuidado nuestro: Si alimenta a los animales, también se ocupa
de nosotros.
Mat_6:26 Fíjense en las aves del
cielo: no siembran ni cosechan ni almacenan en graneros; sin embargo, el Padre
celestial las alimenta. ¿No valen ustedes mucho más que ellas?
Mat_10:31 Así que
no tengan miedo; ustedes valen más que muchos gorriones.
Luk_12:7 Así
mismo sucede con ustedes: aun los cabellos de su cabeza están contados. No
tengan miedo; ustedes valen más que muchos gorriones.
Luk_12:24 Fíjense
en los cuervos: no siembran ni cosechan, ni tienen almacén ni granero; sin
embargo, Dios los alimenta. ¡Cuánto más valen ustedes que las aves!
Sin
embargo, Cristo no nos anima a ensombrecernos (que es poca o baja estima) ni a
pavonearnos de soberbia (que es presumir que somos mejores que otros). Sólo nos
dice: “Confíen en Dios” Cosa que descuidamos hacer, excepto presumir de
vanidad.
Hace
poco, influido por lo que veo desde hace tiempo, puse más atención a lo que leo
en los evangelios. Así como siento disgusto cuando escucho a alguien llamar a
un sacerdote “Padre”, también siento disgusto cuando otro se hace llamar
“Apóstol”, con el deseo de ser venerado, honrado o exaltado (con ciertas formas
de servilismo, no necesariamente idolátrico).
Anoche,
conversando con un par de mis amigos, me auto examiné en una serie de cosas y,
si al haber vamos, no me afecta nada que otro lo llamen “Padre” o “Apóstol”
a cualquier carajo: Lo que sí me afecta es que pretendan que yo haga lo mismo
y, en ese mismo sentido, me encantaría vivir la vida que dignamente mantuvo
Mardoqueo (Ester 3:2, 5). ¿Por qué inclinarme ante otro hombre?
Pienso
que, en el fondo, Jesús admiró a hombres como esos y, aunque el mismo pudo
aparecer “como sumiso”, jamás se inclino a la soberbia ni a la presunción de
nadie y, ejemplos tenemos cuando fue tentado por Satanás, quien le ofreció todo
lo que pudo (Lucas 4:5-7) y tampoco se dejó llevar de “la gloria” que
tenía aquel que presumía de poder librarlo de la muerte (Juan 19:10).
Es
muy importante que se diga que, el Señor Jesús, no sólo rechazaba las lisonjas
(Mat. 19:17), sino que
tampoco se intimidaba (¿Te niegas a hablarme? —le dijo Pilatos—. ¿No te
das cuenta de que tengo poder para ponerte en libertad o para mandar que te
crucifiquen? ) y, desde luego, ¡Vaya
ejemplo a imitar! (Mat_10:28 No teman a los que matan
el cuerpo pero no pueden matar el alma.[b] Teman más bien al que puede
destruir alma y cuerpo en el infierno.)
¿Dónde
empieza mi desapego?
Retrospectivamente,
el asunto viene de lejos; pero ya cité -arriba- un pequeño precedente. Mónica
atisbó algo que yo estimo más que a la gente y, la verdad, no pienso cambiar
mucho, al respecto. Sin embargo, daré importancia a lo que deba darle
importancia: Las cosas no devuelven el amor, como lo haría una mascota o una
persona.
El
desapego es válido a lo que tiene valor y a lo que no debe dárselo.
Una
de las cosas que más tendemos a sobre valorar es nuestra persona. Está
bien que la cuidemos, que la afinemos, vistamos y, de mi parte, que no la
presumamos con la vanidad secular de estos días ¿A qué me refiero? No voy a
predicarles en favor de la cirugía plástica, no voy a decirles que se
conviertan al metro-sexualismo ni a toda esas pendejadas de la moda, sino que
se cuiden de esos excesos de los que presumimos y, a continuación, les pondré
el link de una canción del grupo Simple Plan, que les canta estas
verdades, desde su propio punto de vista “Crazy”. (Control
+ Click)
La
“Iglesia”, influenciada por esa misma corriente secularista, ha ignorado
largamente ese divorcio social y, aunque no soy el más desapegado del mundo,
Dios sabe que he luchado, interiormente, mis peleas internas y, por ningún
concepto, voy a caer de donde me estoy tratando de levantar: Del Narcisismo y
del culto al Ego.
No
puedo (o no quiero) hacerles el trabajo. Si el tema, les interesa,
ustedes mismos pueden investigar y descubrir SUS cosas, de mi parte, sólo dejo un link que publiqué reciente y, la verdad, he de
traducirlas un poco.
La clínica Mayo, tal como lo indicó Mrs Redtent,
publicó algunos “tips” para ayudar a identificar el narcisismo (post
#8). esos puntos publicados son:
- Creer que uno es mejor que otros
- Fantasear en cosas relativas a poder, éxito o atractivos físicos.
- Exagerar logros y talentos.
- Esperar constante alabanza o admiración.
- Creer que se es “muy especial” y, actuar de acuerdo a eso.
- Fallar en reconocer las emociones ajenas y sus sentimientos.
- Esperar que otros vayan tras tus ideas o planes.
- Tomar ventaja de otros.
- Expresar desdén por aquellos que uno sienta como inferiores
- Sentir celos de otros.
- Creer que otros sientan celos de ti, o que te envidien.
- Experimentar problemas constantes en las relaciones que deberían ser sanas.
- Proponerse metas irreales.
- Sentirse ofendido de manera muy rápida o experimentar rechazos, de la nada.
- Simular ser impávido, inflexible, sin emociones.
De
mi parte, en español, creo haber encontrado un artículo que define el narcisismo muy bien, de
manera digerible (potable) y, quien no se remita a lo que algunos estudiosos
han definido como trastorno (trastorno de la personalidad narcisista, o NPD {siglas en inglés}) creo que
-alguna vez que otra- en NUESTRAS vidas, hemos experimentado el error
(el trastorno) que nuestro comportamiento egocéntrico y aprovechador ha
afectado a otras personas... ¿Qué busca una modelo cuando coquetea con su
público? ¿Qué busca una vedette cuando se contonea y muestra esos
fingidos besos y apapachos? ¿Qué desea un chico apuesto cuando muestra
lo que tiene?
El
físico no es lo único con lo que podamos coquetear. Podemos hacerlo con
nuestra personalidad, con nuestros talentos, nuestro rol familiar o social,
nuestra posición en la vida laboral, y con cualquiera de las bendiciones que
Dios haya dado a nuestras familias. Cuestionablemente, mujeres y hombres
sucumbimos ante dichos encantos o pretensiones... ¿No es todo para que se les
admiren, les sigan, para que les reverencien y a su VOLUNTAD se
sometan?
El
Señor Jesús, en el terreno de la fe, también criticó el narcisismo religioso.
Cuando
habló de “los líderes” de la fe, en otras palabras, Jesús criticó la forma egocéntrica
en que ejercían un domino personalista sobre quienes les seguían o
admiraban.
Tal
como cité en cristianchat, traduciré -acá- algunos de esos versículos
que el MAESTRO nos dejó y, en particular, los roles de “liderazgo”,
de “ejemplarizante”, así que -en este momento- yo puedo ser una de
esos narcisistas, uno de esos líderes (pendejos) que pueden estar tratando
de atraerte, a creerme a mí, a lo que me convenga, y no a lo que
Jesucristo dice:
Mat 23:7 , Mat
23:10. Mat 23:5-7, Mat 23:12, 28.
1Ti 4:2, 2Ti 3:2, 2Ti 3:4, 2Ti 3:13, Etc.
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